martes, 5 de noviembre de 2013

Palacio de Mysore y Devaraja Market: los colores

Viví un mes en Mysore para completar mi entrenamiento de yoga, pero estaba en Gokulam un barrio cuyos habitantes deben ser de clase media a alta. Es un barrio tranquilo y cada vez que íbamos a la ciudad era evidente el contraste entre los dos espacios. Poco antes de irme decidí hacer una exploración cámara en mano, pues antes me había decidido por la vivencia, así que ahora que le tenía confianza me subí al bus y me fui un día entero de visita.

Mysore es una buena base para visitar Halebid, Beluru, Shravanabelagola, Bandipur, los lugares de los que he hablado en mis entradas anteriores. Además es una ciudad muy tranquila comparada a lo que cuentan de las otras ciudades de India, por dicha yo aterricé aquí y desde el principio me he sentido como en casa.

Este lugar se destaca por ser un poco más “ordenado” y por haber sido la tierra de importantes acontecimientos como ser la primera ciudad en Asia en tener electricidad, pero además es aquí en donde por mucho tiempo estuvo establecida la residencia de la dinastía Wodeyar quienes reinaron durante setecientos años en Mysore.

Imponente legado de este reinado es el Palacio de Mysore, un edificio que muestra la gran opulencia de la familia real. En este momento pertenece al gobierno y es un museo, pero hay disputas con la familia real si se debe devolver a ellos, sin embargo, si eso pasa, la familia dice que lo tendrían que convertir en hotel para poder darle mantenimiento. La familia real sigue existiendo pero su figura es simbólica.

Dentro del Palacio es prohibido tomar fotografías, así que las imágenes del interior las quedo debiendo. Pero pasear por esos pasillos lo llevan a uno por diferentes momentos de la historia de la arquitectura, pues contiene detalles góticos, musulmanes, hindúes. A esto se le llama arquitectura indo-sarracénica. El palacio es relativamente nuevo, lo terminaron de construir en 1912, pues el original era de madera y se quemó a finales del 1800. Esta nueva construcción está hecha de granito, mármol y piedras de la zona. La madera se evitó al máximo por el temor a otro posible incendio.

A la salida del Palacio la siguiente visita que propone Mysore es el mercado Devaraja Market. Este mercado es el mercado de los colores. Las flores y los tintes en polvo son la principal atracción para la vista, a eso hay que sumarle la intensidad de los colores de la ropa de quienes lo habitan. Mientras revisaba las fotos pensé que se habían saturado, pero no, así se ve este espacio.

Entrar aquí con una cámara o con cara y color de turista es como ponerse miel y caminar sobre un hormiguero. Pero merece la pena. Aun así me pasó que cuando aclaraba que no iba a comprar me decían: ah ,you are indian! Así que se corrió el rumor en el mercado de que era de India y parece ser que mi color de piel logró engañar a algunos.

“Can I see the picture?”, me dice un chico de unos 25 años luego de que tomé una foto en donde él estaba. Inmediatamente regresé al archivo pero su imagen no estaba (es de buena cortesía enseñar las fotos que uno toma, la gente agradece mucho verse retratado y es una manera de ser amigable y respetuoso con quienes nos regalan esas hermosas imágenes), entonces son una gran sonrisa me dice, “please take my picture and put in the Internet”. Yo acepté y me llevó a su puesto de venta.

Un poco temerosa entré, en India a veces cuesta confiar, uno no sabe qué le van a vender o qué historia le van a contar. Pero Syed me contó una de las más lindas historias. Me explicó cómo se hace el incienso, uno de los detalles por los que destaca Mysore, sus olores a incienso y esencias. Hacer incienso y esencias es tradición familiar, me mostró las fotos en las que su abuelo recibió un premio en Mysore por su trabajo.

Frente a mi cámara hizo dos inciensos de café y luego me enseñó su esencia de sandía, que según me explicó es la fórmula que usa kenzo. Inmediatamente me entregó la de kerala. “Special for your boyfriend...Do you have a boyfriend?”. Pregunta típica de los hombres en este país, casi siempre ocurre un segundo después del primer 'hello'. Syed fue un poco más paciente, esperó unos 10 minutos. “Yes” (respuesta recomendable en estos momentos), le dije. “Too, bad, I wanted a spanish girlfriend, take a chai with me please”. Y en eso me soltó unas cuantas frases en español y otras en catalán. Con esos dos idiomas, los inciensos, las esencias y esos ojos fue difícil resistir a la conquista.

Entonces me dio la botellita de esencia de kerala y dijo: “Your boyfriend will enjoy this, bring him next time”. “I will”, contesté con una sonrisa. Me empacó unos inciensos de regalo, yo insistí en pagar mis dos esencias, la de sandía y la de kerala para el novio, Syed no quería recibir el dinero, pero finalmente aceptó. A cambio le dije que pronto subiría sus fotos al Internet y recomendaría a todos visitarlo.


Así que, si pasan por Mysore, vayan al Devaraja Market y visiten a Syed, tendrán una linda experiencia. De la entrada principal del mercado son como unos 20 puestos y está a la derecha. No se perderán, esa sonrisa estará ahí esperando una firma más en la colección que archiva de sus visitantes de todo el mundo. Allí encontrarán una firma de Costa Rica.

La entrada del Palacio.

Adentro de las instalaciones del Palacio.

Al fondo un templo que está dentro de las inmediaciones del Palacio.

Desde adentro hacia afuera. 
Visitantes.

Al frente del Palacio.  La garuda (águila), símbolo de la familia real.

Frente al palacio.

Los techos vistos desde fuera.

El palacio.

Autorretrato con el palacio al fondo.

El palacio.

El palacio.

Publicidad en Mysore.

Publicidad en la parada de autobús.

Frente al Mercado Devaraja.

Peinado típico en las mujeres.

Los tintes. 
Syed preparando incienso.

Syed.

Syed y los inciensos.

El abuelo de Syed recibiendo el premio.

Cuaderno de saludos de los visitantes a la tienda de Syed.

Menú de esencias.

Sirviendo esencias.

Con Syed y su amigo.

En medio de las esencias.

El equipo que hace la magia de los olores.

Estos colores.

Flores en el mercado.

En el mercado.

Afilando cuchillos.

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