jueves, 18 de julio de 2013

Flechazo en San Sebastián

Estoy escribiendo esto dos meses y medio después de haber estado en San Sebastián.  Como quería refrescar la memoria me puse a repasar las fotos y bueno, de nuevo esas mariposas en la panza, como cuando uno se encuentra con alguien que le gusta. Una de las primeras frases que me dije cuando sentí San Sebastián fue: esta es una ciudad en la que viviría.  Le fui infiel a Barcelona, lo sé, esa misma sensación la sentí cuando vine por primera vez, pero bueno, se pueden tener muchos amores en la vida.  San Sebastián me flechó.

Luego de más de 8 horas en el coche llegamos a San Sebastián desde La Baule, Francia.  Con uno que otro incidente en la carretera, como ocho policías registrándonos el coche y mis documentos, nada grave, sólo el susto de no entender por qué hacían eso.  Pero fuera de eso, fue un viaje en línea recta, a través de los campos franceses que lentamente se convirtieron en los españoles.

Llegamos muy tarde, ya no se veía mucho de la ciudad pues era de noche.  Subimos al monte Igueldo, donde estaba el apartamento que habíamos alquilado.  Pronto me fui a dormir, así que al día siguiente, estaba de primera despierta.  Salí al salón del apartamento y ahí estaba, a través de los ventanales: el mar.  No tenía ni idea de aquella vista, la noche anterior las ventanas eran negras, pero esa mañana, lo oscuro se había convertido en mar.

El primer día caminamos por el casco antiguo de San Sebastián.  Comimos pinchitos por ahí y caminamos hasta agotarnos.  San Sebastián es muy característico, está en medio de verde por todo lado, pero paralelo a eso hay una ciudad tan limpia y bien ‘puesta’ que parece un estudio de cine.  Además, el mar, ahí, al lado.

Otro de los días aprovechamos para ir al parque de atracciones en el Monte Igueldo.  Para llegar ahí subimos en un funicular.  Desde lo más alto, disfrutamos como niños y con los niños de las familias con las que estaba, de una montaña Suiza, no rusa, cuyos carritos eran de madera, no había cinturón de seguridad, pero recorría el risco de Igueldo por el costado, sólo se veía, hacia abajo, la caída al mar.  Para alguno de los niños fue mucha adrenalina, yo me asusté, lo confieso, un poco de vértigo.  El viajecito es corto, pero sin cinturón de seguridad y el límite tan al lado, pues da sustillo.


Además está el carrusel, el tobogán de madera, el trencito.  Para los adultos, unos bancos colocados estratégicamente mirando hacia Playa La Concha y el bar muy cerca.

Ese día lo terminamos con la visita a la escultura “El Peine del Viento”, del artista Eduardo Chillido.  Estas son tres estructuras de acero incrustadas en las rocas en Playa Ondarreta, justo al final de la Bahía la Concha.

El domingo en San Sebastián fue nuestro último día, nos íbamos en la tarde, pero antes nos fuimos al centro.  En el parque había una fiesta, la ciudad entera estaba afuera, mesas con pinchos, cerveza, familias y jóvenes.  Vida de calle y nosotros nos unimos: a la calle y de pinchos!

El dueño del apartamento en donde nos quedamos nos recomendó visitar Astelena, un sitio de pinchos a un costado de la Plaza en el centro, tiene muy buena fama.  Nada como preguntar a un local sobre estas cosas, antes habíamos encontrado buenos pinchos, es casi imposible comer mal en San Sebastián, pero aquí fue impresionante.

Cuando ya casi dieron las 4 p.m. nos fuimos a la estación de tren, de donde saldría mi transporte de regreso a Barcelona.  Seis horas de lectura y descanso y llegué a casa.

Páginas web donde encontrar pisos para alquilar:
www.homeaway.es
www.cross-pollinate.com
Fechas: 18-21 abril 2013


Playa La Concha desde el Monte Igueldo


El barrio donde estaba nuestro apartamento.

La Plaza Igueldo.
Funicular hacia Igueldo.

Caminando por la ciudad.




















 

Vista desde arriba de la Montaña Suiza











La pelota vasca

Domingo en San Sebastián.



Pinchos en Astelena.

Ancas de rana.





viernes, 12 de julio de 2013

Hoteles y algún que otro detalle en Italia.

 Roma:

The Beehive hotel café

En Roma me quedé en este hotel que a la vez es hostal.  Como fui en temporada alta a Italia, los precios estaban por las nubes, los hostales más normales no tenían buena pinta por Internet.  Así que en Lonely Planet recomendaron este sitio y me encantó.

Estuve en una habitación compartida para seis personas, desconocidas para mí obviamente, 30 euros la noche.  En principio me pareció caro, pero estando allí mereció la pena.  Además, hay habitaciones por 60 euros la noche, algunas equipadas para cocinar.  Si se viaja de dos o tres, es un lugar maravilloso y de precio más accesible.

Está ubicado muy cerca de la estación de Termini, donde llegan los buses y trenes del aeropuerto, menos de cinco minutos caminando y se llega.

Le gente dice que por ahí es peligroso.  La verdad es que anduve con cuidado, pero no me pareció peligroso.  Además por ahí se puede comer a precios decentes porque cerca de los lugares más turísticos es muy caro.

Finalmente, en la página de ellos, promocionan sitios parecidos en otros países del mundo, apartamentos para alquilar, con visión ecológica y de seguridad.  En fin, me encantó el hotel y el proyecto que tienen.  Súper recomendado!

Precio: 30 euros por noche.  No incluye desayuno.
http://www.the-beehive.com/rooms-and-rates.asp




Florencia

Hotel Fiorita:

Tenía una mini habitación individual, con cama, escritorio y hasta televisión.  Estaba poco iluminada y cuando me duchaba el vapor quedaba en la habitación un buen rato, pues la ducha está dentro de la habitación.   El servicio sanitario estaba fuera de la habitación.

Sin embargo, era cómodo, básico y limpio.  Como me la pasaba la mayor parte del día fuera, era justo lo que necesitaba.

Queda a 3 minutos de la estación de Tren.  Para llegar al centro hay que caminar unos 15 minutos.  A veces deseé estar más cerca porque como se camina tanto hacer una pausa, descansar, o una siesta eran necesarias.

Además limpiaban la habitación todos los días y la gente en recepción y de limpieza son muy amables.

Lo mejor del sitio: el desayuno!!! Estaba incluido y era buenísimo: cantidad y calidad!

Precio: 57 euros por noche. Incluye desayuno.






Verona:
Rigoletto Bed and Breakfast

Tiene una buena ubicación.  Caminando de la estación de tren son como 20 minutos, que si se lleva peso en la espalda se recuerda.  Sin embargo, está cerca del Parque y del Coliseo, como 10 minutos caminando.

Es muy limpio, hacen limpieza todos los días.  El desayuno es muy básico pero hay que preparárselo uno mismo.  Dejan los ingredientes en la cocina y los huéspedes vamos por la mañana entre 8 a.m. y 10 a.m. a hacer algo de comer.  Café, cereal, huevos, etc.

Los baños son compartidos.

Es un piso dispuesto para ser hotel.  Está bien porque es acogedor.  El gran problema que tiene es que las paredes entre habitación y habitación son como de papel.  Así que uno se entera de todo lo que pasa en el resto de habitaciones y cuando digo todo es TODO!

Para mí resultó bien por las tardes, porque estaba casi sola en el piso, mi habitación era amplia y pude descansar.  Verona me lo tomé con más calma y quería recuperar fuerzas, así que me funcionó.

Y de precio bueno, en Verona la cosa tiende a bajar, quizás se pueda conseguir un sitio parecido pero con paredes decentes.

Precio: 35 euros la noche. Incluye desayuno muy básico.






Venecia:
Cá Della Pietà

Este es un bed and breakfast que encontré en Hostelworld.  Si en el resto de lugares los precios son altos, Venecia es el triple.  Así que encontrar un sitio más o menos accesible de precio para dormir fue muy complicado.  Sin embargo me encontré éste y fue una agradable sorpresa.  El hotel es como estar en la casa de quien administra. 

Para llegar, lo ideal es llegar a la Plaza San Marcos, ubicar el mar, caminar hacia allí y luego caminar hacia la izquierda, se pasan dos o tres puentes incluido el de los suspiros.  Luego es una calle a la izquierda, no recuerdo bien el nombre, pero si le preguntan a Alex, el administrador seguro les dará la indicación completa.   Intentar llegar de otra manera, atravesando la ciudad por ejemplo, es una completa locura, Venecia es un laberinto.

La caminata desde la estación de tren es como de media hora, que si hay mucha gente se puede convertir en una hora como me pasó a mí.  De la estación de bus se supone son 20 minutos.  Yo llegué en tren y caminé, pero me arrepiento, de haberlo sabido tomaba el vaporetto.  A la vuelta fui a la estación de autobuses pues de ahí salía el bus al aeropuerto, pero me fui en vaporetto.

Costo del vaporetto:

Un trayecto de ida en vaporetto cuesta 6,50 (tampoco es que sea baratísimo) y tiene distintas estaciones por Venecia, salen y llegan desde la estación de trenes y de buses.  El bus al aeropuerto cuesta cinco euros y los tiquetes los venden justo al terminar de subir las escaleras a la salida de Venecia.


Precio: 45 euros por noche. Incluye un desayuno que no llega a ser ni siquiera básico.  Te dan un jugo y unos muffin de paquete.  Algo pasa con los reglamentos en Venecia que los bed and breakfasts no pueden cocinar el desayuno, no entendí bien por qué.  Pero no se confíen en que con este desayuno estarán listos.

Hay un supermercado en donde pueden comprar cosas.

Correo de contacto: balibaki@hotmail.com