Ya habían pasado dos horas desde mi
salida oficial de Palolem. Estaba sentada en una de las plataformas
esperando el tren a Kochi, abrazada a mi mochila, vigilando cada
pequeño movimiento. Éste era mi primer viaje completamente sola en
tren en India. Yishan se quedó en Goa. Despedirme me dio tristeza,
últimamente me encariño muy rápido y muy rápido tengo que dejar
esos cariños.
Los trenes iban y venían, y con ellos
las masas de gente. La única señora con la que había hablado se
tuvo que ir, así que ahí estaba sola, bueno no, atrás de mí,
tirado en el suelo un señor borracho dormitaba, a veces hacía
ruidos extraños. Yo vigilaba porque pensaba que se podía ahogar.
Mientras tanto, me imaginaba cómo iba a ayudar al señor si se
ahogaba, 'dejo mi mochila o no, grito y pido auxilio, pero es que
todo el mundo le pasa al lado y lo ignora, yo soy una exagerada, no
se va a ahogar...' En eso siento que me jalan el pelo, vuelvo a
ver y descubro una sonrisa diminuta, unos dientes blanquísimos y dos
hoyuelos, uno en cada mejilla: Aby.
La mamá de Aby, Juvy, le ordena que no
me moleste. Yo le explico que no me molesta. Aby y yo nos
enamoramos de inmediato y reímos juntas. Tiene un año y medio y es
de lo más simpática. Su mamá es Juvy y está en la estación
esperando el mismo tren que yo. El papá es Ashok
y todo el resto del algarabío a mi alrededor son parejas de amigos
de los padres de Aby que estuvieron juntos de vacaciones en Goa y
deben regresar a un pueblo cerca de Kochi.
A partir de ese momento me sentí
acompañada. Para mi buena suerte no sólo iban en mi mismo tren
sino en mi mismo coche. Las casualidades que me sigue regalando
India. Así que ellos me informaron que el tren se retrasó pues yo
no entendía nada proveniente de los altavoces. Las siguientes horas
me las pasé conversando con Juvy y Ashok, jugando con Aby, comiendo
de las bolitas dulces de garbanzos que tanto me gustan y naturalmente
pasé a formar parte de ese grupo de parejas jóvenes de vacaciones
por India.
Juvy y Ashok
trabajan en informática y vivieron por trabajo y estudios en
Alemania. Ahora viven en un pueblo muy cerca de Kochi hacia donde me
dirijo. Ashok además hace yoga desde hace muchos años y por lo
menos una hora de espera conversamos de eso que tanto me ha ocupado
mis horas en India.
Aby, Juvy y Ashok
me adoptaron. Pasar la noche sola en el tren dejó de ser una
preocupación, ellos estuvieron pendientes hasta el último momento
de mí. Y a la mañana siguiente vinieron a buscarme a mi camarote
para despedirse. Me invitaron a su casa y espero algún día poder
visitarlos. Son una familia encantadora y Aby me robó el corazón.
A la llegada a Kochi de nuevo me
encontré en aquella locura que son las estaciones de trenes de
India. Me armé de valor, la crucé y salí. Ahora debía llegar al
muelle para tomar el Ferry hacia Fort Kochin. Caminé 10 minutos y
nadie sabía darme indicaciones. Respiré hondo y me fui a un café.
Allí casi todos los presentes eran hombres, cuando entré todos
voltearon, creo que la mochila y la cara de perdida eran demasiado
llamativas. Pero de nuevo la amabilidad de los indios salió a
flote, entre el mesero y un señor que apareció de la nada enfrente
de mi mesa me dieron instrucciones para encontrar el bote.
Un tuc tuc después estaba en el Ferry.
Llovía 'como si no hubiera mañana', no tenía la menor idea de lo
que iba a hacer en Fort Kochin ni cómo encontrar un hotel debajo de
aquel diluvio. Estaba con la vista perdida en la ventana, viendo el
mar y la lluvia, resignada a lo que fuera cuando de pronto escucho a
mi lado unas palabras mágicas, eran en español. A mi lado estaba
Adriana, una mujer Argentina y más a la derecha Patricia de España
y Alberto de Argentina también.
Un intercambio breve de palabras y
sensaciones nos hizo terminar juntos en el hotel que ellos ya tenían
visto pues hacía unos días habían pasado por ahí. Así que de
Juvy, Aby y Ashok pasé a formar parte de otra familia, en este caso
de una 'familia' de viajeros, de esas que se forman en el camino:
Patricia, Alberto y Adriana. En menos de media hora todo estaba
resuelto, compartiría habitación con Adriana y estábamos listos
para buscar qué almorzar. Este viaje fue como de relevos, cada vez
que necesité ayuda había alguien ahí para sostenerme y llevarme de
la mano al siguiente paso. Gracias India.
Juvy y Aby. |
Juvy, Ashok, Aby y yo. |
Adriana, Natasha, Oscar y Patricia. Alberto tomó la foto. |
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