jueves, 14 de noviembre de 2013

De Hampi a Palolem


A las 3:30 a.m. en una parada de autobús en medio de la nada, en India,  me volví a preguntar: “¿cómo putas llegué aquí?”. Por dicha éramos 3 personas, Yishan y yo, y David. En en ese momento no sabía que David era David, simplemente era un viajero más como nosotras. Se suponía que Palolem estaba en algún lado por ahí, pero no teníamos ni idea donde. También se suponía que llegaríamos a las 6 a.m. y no a las 3 a.m.

En Hampi nos quedamos dos días más de la cuenta, uno por gusto porque nos encantó el lugar y el siguiente porque Yishan y yo nos enfermamos. Es prácticamente imposible estar en India y no enfermarse. Nos cuidamos mucho, tratamos de no comer en lugares de dudosa calidad, pero aun así nos pasó. Así que tuvimos que postergar un día más la estadía, el viaje a Goa sería de 12 o 13 horas en bus y bueno, con fallos estomacales lo más sabio es esperar.

Nos subimos en un bus sleeper para llegar a Palolem, una playa en Goa. Nunca había visto algo así. Tienen 'camas', a la derecha son camas dobles y se puede cerrar una puertecita, es casi como una mini habitación. A la izquierda son camas individuales, pero aquí se aprovecha el espacio al máximo y hay dos niveles. Nuestra mini habitación además tenía una ventana grande con vista a a la luna creciente que nos acompañó todo el viaje.

El bus estaba lleno de viajeros, casi ninguno era de India. Una chica armó un escándalo porque le tocó compartir una minihabitación y ella había reservado un compartimento individual. No compartí la forma en que trató al acomodador, pero entiendo que debe ser incómodo dormir codo con codo en medio del traqueteo de un bus en India con un desconocido.

Iban a ser 13 horas de viaje. Yo pensé que no podría dormir. Me pone muy nerviosa la conducción en este país. Pero tenía aun una fuerte migraña residual así que dormí profundamente, quizás mi cuerpo aun seguí luchando contra el virus, bacteria o bicho que me había enfermado. Ni me di cuenta cuando estaba con mi mochila en la espalda en un cruce oscuro, en medio de la nada, con Yishan y David.

Por dicha la complicidad de una situación como esa nos pone a todos en modo comunidad. Yishan y yo adoptamos a David y él a nosotras. Nos subimos en un rickshaw los tres y nos fuimos a un guesthouse que le habían recomendado a David: el Cupid Stable (horrible!, hay mejores opciones y precios ahí afuera). Nos metimos al guesthouse y dormimos en un pasillo mientras salía el sol.

A las 7 a.m. intentamos conseguir habitación pero fue difícil así que nos quedamos en ese guesthouse la primera noche. La verdad es que no hay palabras suficientes para decir lo malo que es este hotel. Además el dueño no es muy amigable, yo accedí a quedarme la primera noche más como agradecimiento porque había dormido en su pasillo en un momento de crisis.

Palolem está saturado, es un desastre. La zona frente a la playa se llena de cabañitas o huts muy básicas que se construyen en cada inicio de temporada, luego se destruyen. Entonces hay una masa de habitaciones a medio hacer, sin orden alguno. Podría tener su encanto, pero la cantidad hace que lo pierda. Además, creo que muchos turistas con ganas de fiesta y bebidas baratas han encontrado este destino y a veces la compañía en la playa es abrumadora.

La primera impresión de Palolem fue mala la verdad. Me quería ir. Solo veía la suciedad de las calles, una única calle llena de vendedores agobiantes,  una playa bonita pero sin mucho encanto. PERO, la opinión me cambió después de mi primer baño en las aguas del Mar Arábigo y una cerveza en el risco a uno de los costados. Le empecé a tomar el gusto a este caos.

Finalmente encontramos una habitación en medio de las palmeras, 300 rupees la noche (menos de 4 dólares) tenemos una mini terracita, podemos hacer yoga en el jardín y en 45 segundos de caminata llego al mar. Así que bueno, unos días de relajación frente al mar a mí siempre me vienen bien.

Es playa, el mar es delicioso, hago yoga y el atardecer es tan distinto, el sol parece más redondo y tiene colores más rosados. Ya le tengo cariño a Palolem.

Sleeper bus, era como un colchón doble, con gran vista a la luna.

Yishan y yo.

Venta de spices en Palolem.

Calle principal de Palolem.  Lo venden todo, puede llegar a ser muy agobiante caminar por ahí.

Calle principal.

David comprando spices.

Spices.

David regateando, aquí regatear es parte del viaje.

Ya en la playa, se combinan las culturas, western style e indian style.

Y sí, hay que decirlo, después de semejante viaje encontrar un bar es un gran premio.

Viajeros buscando alojamiento.

Celebrando la llegada, con David, que según él y su entrenamiento alemán esta es la mejor cerveza en India.

Y el sol en el Mar Arábigo ofrece una paleta de color distinto.

Laberintos al frente del mar, aquí se buscan los famosos huts para quedarse.

Unas cabañas desde atrás.  Todo es provisional, en cuanto acabe la temporada se desarman.

Huts en construcción.

Huts con vista al mar.

Al final de la tarde.

Huts en construcción.

Huts frente al mar, ya empieza a hacinarse la cosa.

Hay de todos los tipos, estos son 'menos' elegantes.

Pero una vista de estas vale la pena.

Atardecer en Palolem.

Atardecer en Palolem.

Mezcla cultural en la playa.

Ellas, ellas y ella.  Hermosas mujeres en la playa.

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