miércoles, 20 de noviembre de 2013

Old Goa y Panjim: La India con colores de Portugal


El traqueteo del bus y el bochorno del calor húmedo me impedían ser consciente de la decoración que estaba en el parabrisas del autobús. Iba con David a conocer Old Goa y Panjim, todos los pasajeros del bus nos contemplaban, no podían evitarlo. El color de piel y cabello de David no pasan desapercibidos, así como para mí nunca pasan desapercibidos los colores de los saris. La música al fondo es música india, casi me siento en una película de Bollywood. Finalmente enfoco la decoración: una estatuilla de la Virgen María y al lado una estatuilla de Ganesh.

Ni 'lazy day' ni kayak. Nos fuimos a conocer la capital de Goa y la vieja Goa. Estas dos ciudades son una herencia de la colonia portuguesa, la cual estuvo en India incluso mucho más años que la ocupación británica. Portugal ocupó la costa suroeste de India poco antes de iniciar siglo XVI y dejó de estar en India algunos años después de la independencia de India de Inglaterra.

Así que fue una sorpresa encontrarme con palabras en un idioma tan familiar para mí. De hecho la guía de viajes dice que en algún momento una frase célebre decía: “If you went to Goa, don't need to go to Lisboa” (si fueron a Goa no necesitan ir a Lisboa). Creo que actualmente queda muy poco del esplendor de esa Old Goa que durante el siglo XVI competía con la capital portuguesa.

Desde Palolem llegar a estos dos lugares fue una travesía inmejorable. Por supuesto cuando preguntamos a los lugareños qué cuánto nos tardaríamos en llegar, todos estuvieron de acuerdo en que en una hora y media más o menos estaríamos en nuestro destino. Pero no, las nociones de espacio y tiempo de los indios son bastante distintas a las occidentales, esa hora y media en realidad fueron casi tres. El trayecto incluyó tres buses: Palolem-Margao (1 hora y poco más), Margao-Panjim (una hora más los veinte minutos de fila para comprar el tiquete del bus), Panjim-Old Goa (45 minutos).

Old Goa está llena de templos católicos. Algunos en ruinas, otros aun funcionan pero su estado es bastante decadente. No sé por qué los portugueses necesitaban tantos templos en tan poco espacio. Los templos no fueron mi lugar favorito, pero lo que pasaba alrededor fue interesante. Había cientos de visitantes, la mayoría indios, pues continúan las vacaciones por Diwali. Así que el peregrinaje es grande.

Las decoraciones de las iglesias, aunque son católicas, remiten a la 'puja' de los templos hindúes. El cómo colocan las flores y las velas. Mi parte favorita fue en una de las cimas de Old Goa, las ruinas del Monasterio de San Agustín. Ahí apenas si se puede ver el esqueleto de lo que una vez fue un gran edificio, pero los mosaicos que quedan remiten a ese color tan característico de Portugal.
Goa es un ejemplo clarísimo de la convivencia cultural y de religiones de India. Imágenes de Jesús contrastan con la de Ganesh y Hanuman.

A la vuelta nos detuvimos en Panjim, almorzamos un thaly y unos idlys. Caminar por Panjim lo hace a uno olvidar que aterrizó en India, o más bien lo hacen a uno recordar la diversidad que ofrece este país. No todo es caos en India. Panjim está llena de flores, de calles angostas con casas de arquitectura colonial portuguesa, balcones. La calma y el agua reinan en esa ciudad.

No pude estar todo el tiempo que hubiera querido en Panjim, nos esperaban otras tres horas de viaje de vuelta a Palolem. Apenas tuve tiempo de comprar un libro en una venta de libros usados (abundan las librerías en este país, es un peligro para mi espalda porque ya no debería cargar más en mi mochila).


Panjim me provocó, creo que se merece que regrese y la explore, no todos los lugares le dan a uno esa sensación de mariposas en el estómago. A lo mejor es una falsa alarma pues estuve poco tiempo, pero Panjim se merece más que unas pocas horas.








































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