Descubriendo la religión atea: El
jainismo
Shravanabelagola
Cuando se dejan los zapatos afuera de
los templos siempre dudo si de verdad se recuperarán, para mí es un
acto de fe, todo el mundo lo hace y parece que nunca hay quejas al
respecto. Pero cuando todos tiramos los zapatos en el mismo saco de
gangoche afuera del templo jainista en Sravanabelagola, la
duda se incrementó aun más.
Este era el último templo del día.
Poco antes de llegar, el mismo templo nos avisó que le teníamos que
pedir un último esfuerzo al cuerpo para verlo. Desde el coche
veíamos cómo la edificación en la montaña se nos acercaba, y en
lo más alto sobresalía una cabeza asomándose. ¿Será Guliver y
esta es la Lilliput de la India? 547 escaleras después llegamos a
un espacio tranquilo y casi silencioso, las personas visitando
mostraban muchísimo respeto, necesitábamos ese silencio, casi nunca
se logra en India.
Este es un templo de la religión
jainista; religión originaria de este país que no obedece a ningún
ser supremo y se concentra en llevar el alma a una consciencia divina
para alcanzar la liberación. Nunca había pensado en la posibilidad
de una religión atea. Algunas de las postulaciones por las que se
rigen son la no violencia, la verdad, no robar, el desapego a los
bienes materiales.
En la cúspide de esta montaña se
encuentra el monolítico más alto del mundo, mide cerca de 18
metros. Es la figura de Gommateshvara Bahubali, se cree que este
fue el primer ser humano en alcanzar la liberación de su alma a la
mitad de su ciclo vida. Este es uno de los lugares más importantes
del peregrinaje jainista (en India en general, sin importar la
religión, es tradicional hacer peregrinaciones a lugares sagrados).
Cada 12 años este monolítico es bañado en leche y otros alimentos,
incluso monedas de oro como muestra de devoción.
Algunos de nosotros hicimos la puja,
que es una ofrenda en el altar.
Lo que para mi poca experiencia sobre las religiones ateas resulta un
poco confuso. Por supuesto que en este templo tampoco pasamos
desapercibidos, los indios disfrutan muchísimo del color de la piel
y cabello de mis compañeros y compañeras. Así que gran parte de
la visita fuimos abordados para tomarnos fotos con los visitantes.
Finalmente
deshicimos el camino, 547 escaleras hacia abajo recuperamos nuestros
zapatos, el saco de gangoche estaba
donde lo habíamos dejado. Unas cuantas aguas de coco después y
estábamos en el coche de regreso a Mysore. Fueron cerca de dos
horas de viaje en medio de palmeras y un atardecer de colores como
solo India sabe pintar.
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Aquí dejamos los zapatos |
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Mis sandalias. |
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Camino a la cima. |
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Una pausa para respirar. |
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Pausa para foto. |
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Alquien quiere foto con David. |
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La vista es el premio. |
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Uno de las primeras edificaciones con las que se encuentra al subir. |
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Arriba. |
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Más arriba. |
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Shravanabelagola. |
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Momentos. |
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Otros visitantes. |
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También se hace la siesta. |
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A punto de conocer a Bahubali. |
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Bahubali se asoma. |
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Bahubali. |
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Bahubali. |
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Descansando con Bahubali. |
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La mezcla de colores. |
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Puja. |
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Puja. |
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Puja. |
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Puja. |
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Puja. |
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Familia visitante. |
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Para los que no pueden subir o bajar, se ofrece el servicio. |
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Cualquier sitio es bueno para descansar. |
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Vistas desde arriba. |
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Los colores. |
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Más fans de mis compañeros. |
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Todos quieren fotos. |
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Camión con pasajeros. |
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El regreso. |
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Atardecer. |
Love it...
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