lunes, 10 de diciembre de 2012

Al Camp Nou!


Si se busca en Internet ¿qué ver en Barcelona?, rápidamente los resultados mostrarán el Camp Nou como una de las atracciones más relevantes.  Para quiénes me conocen se imaginarán que el Camp Nou realmente no era mi primera opción para visitar.  De hecho, había decidido esperar alguna visita del otro lado del mar que fuera tan aficionada que su compañía haría resplandecer este lugar, pues poco probable era que yo solita entendiera su magia.

De hecho el fútbol no está dentro de mis aficiones, sé muy poco al respecto, aunque debo reconocer que viniendo de un país futbolero, padre, hermano, amigos y amigas futboler@s,  me han permitido tener conocimientos básicos, con los cuales puedo distinguir faltas, posiciones adelantadas, tiros de esquina y algunos personajes del  fútbol nacional y mundial.

Cuando era pequeñita mi papá apostó con fuerza para hacerme aficionada.  Me compró el uniforme del equipo herediano y me empezó a llevar al estadio con él. El problema radicó en que en cuanto entendí qué era un gol no paraba de celebrarlos, no importaba si eran del equipo contrario, lo cual para un fiebre herediano podía ser bastante irritante, ver que su hija celebraba al contrincante.  Así que por más que me explicaran, yo no paré de celebrar los goles, fueran de quien fuera. Pronto nació mi hermano, creció y se convirtió en un fiebre del fútbol, entendió perfectamente qué era un gol de Heredia.  Yo crecí y ya no me quedó mi uniforme futbolero y no me actualizaron la talla, así que me dediqué a otras cosas durante mi niñez.

Por ello tener el Camp Nou en la misma ciudad me despertaba curiosidad, pero no urgencia.  Sin embargo, el sábado pasado, las estrellas conspiraron y me enviaron al Camp Nou a ver un partido con dos grandes fiebres del fútbol, así que se prometía magia, además, tampoco hace falta saber mucho de fútbol para entender que ver al Barça jugar es ver al Barça jugar, eso lo comprendo perfectamente.

La experiencia inicia en el metro de camino al estadio, todo el mundo va al estadio, o al menos esa es la sensación.  En el metro no cabía un ser humano más, los colores azul y rojo predominaban y la ansiedad y emoción se dirigía toda al mismo lugar.
Para entrar al estadio, de nuevo las masas hacían fila, era como si toda Barcelona se pusiera de acuerdo para estar ahí.

Una vez atravesadas las filas y los mares de gente llegamos a nuestros asientos.  El frío se sentía cada vez menos, la gente llenaba el estadio y con eso nos daban un poco de calor.  A nuestro alrededor todos se saludaban como una gran familia, estábamos en unos asientos de esos que la gente compra, por lo que se tienen para siempre los mismos vecinos en el estadio.

Se cantó el himno y empezó el espectáculo.  Impresionante ver un partido de estos en vivo.  Para mí el fútbol se abrió un nuevo espacio en mi corazón.  Es como el teatro, no es lo mismo verlo por televisión, el fútbol hay que verlo en el estadio.

Celebrando un gol.


Creo que también influencia ver a los grandes pasando la bola y metiendo goles.  Ese día fueron cinco goles! Piqué, Messi, Adriano, Fábregas y de nuevo Messi.  También me quedó clarísimo por qué la gente en Costa Rica se enfadó tanto cuando Messi no jugó un partido a pesar de que estaba en la banca.  Hay que ver a Messi jugar fútbol, eso es cultura básica general.

Así que si me preguntan sobre la relevancia de ir al Camp Nou durante una visita a Barcelona les diré: sí, vayan a ver jugar al Barça, ver goles de ese equipo y sentir a más de sesenta mil personas ovacionando, eso sí que es una visita obligatoria.

En el metro, con brazo roto o no, pero al estadio se va!

Azul y rojo!


Chunches del Barça.
Llegando al estadio.



Prueba de que sí fui.


Celebración de gol!

Idem.

Otra vez gol!




La salida.

Idem.

Idem.

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