viernes, 12 de julio de 2013

Venecia impresionista: segunda parte.

Estancia: 1 al 3 de abril

Una de las tardes en Venecia la dediqué a la Basílica de San Marcos. Está justo en la Plaza San Marcos, lugar que se inunda dependiendo de las mareas. Por todo lado venden botas de hule, me debí haber imaginado la razón desde el principio, hubieran sido de gran ayuda en algunas ocasiones. Para entrar a la iglesia, hice fila encima de unas plataformas pues el agua ya entraba al interior del templo. Los días anteriores había pasado por ahí con la marea baja y no entendía bien el por qué de esas plataformas; cuando el agua sube, uno se sube encima de las plataformas, lo cual viene muy bien para no mojarse los pies, especialmente esos días en que hacía tanto frío.

En la fila descubrí a los vendedores de rosa, al principio pensé que se trataba del San Valentín veneciano o algo así. Luego recordé las palabras del mesero la noche anterior, diciéndome: “...Venecia es una de las ciudades más románticas”. Así que ahí estaban las rosas, los enamorados tenían a su alcance un regalo para la ocasión.
Vendedor de rosas.
La Basílica está llena de detalles. Fue construida como capilla personal de uno de los duques, ahí queda muy claro la enorme riqueza que pasaba por Venecia, porque ese tamaño de templo no es para una capilla personal. Brilla, todo brilla adentro. Los mosaicos están por todas partes, cuadros, estatuas. Estuve un rato dentro, luego me pasé la tarde en la Plaza San Marcos, con el agua, los reflejos en el agua y la gente.
Haciendo fila sobre plataformas para entrar a la Basílica.  Aquí el agua no es tan grave.
Esa tarde, mi papá me mandó un whastapp y me pidió una foto del 'puente de los suspiros'. Hacía unos veinte años que mis papás habían estado por ahí, así que, a la mañana siguiente, homenajeando aquella petición me fui a buscar el puente. Por supuesto que la primera idea que tuve sobre este puente era romántica, me dije, seguro aquí hay una leyenda sobre unos enamorados y su amor imposible, muy a lo Romeo y Julieta, o algo así. Sin embargo, la historia no podía ser más opuesta.

Localicé en mi mapa la ubicación, el puente de los suspiros lo había pasado ya unas cinco veces pues estaba en mi camino hacia el hostal. Aun no había detectado nada especial del puente. Rumbo a la visita que iba a hacer al “Palazzo Ducale” (Palacio del Duque), pasé encima del puente, está justo al lado, tomé la foto y la envié a mis papás.

Llegué muy temprano al Palacio, creo que eran las 9 a.m. Por dicha lo hice así, a esa hora no tardé ni dos minutos en entrar, cuando salí, la fila para entrar se extendía unos doscientos metros. En Venecia, hay un alto porcentaje de los visitantes que vienen sólo a pasar el día, éstos, por horarios de los trenes, autobuses, taxis-lanchas, arriban a entre 10 y 11 a.m., no antes, por lo que si uno se está quedando a dormir, vale la pena levantarse temprano para ir a los museos o sitios históricos y evitar largas colas.

El Palazzo Ducale fue la residencia de los duques, sedes del gobierno y prisión de la República de Venecia. En este sitio uno se entera de la historia de Venecia, su pasado bélico e imperial y la gran riqueza que los caracterizó al estar en un lugar tan estratégico: al lado del mar. En su historia hay miles de particularidades y curiosidades, todas estas se descubren en el Palazzo.

Sin embargo, lo que más impactó fueron las prisiones que están en la parte de abajo y al final del recorrido del Palacio. No sé por qué me sorprende la crueldad de los seres humanos cada vez que hay alguna muestra de ello, ya sé que la humanidad tiene su pasado y lo que es peor su presente cruel, pero es que tenerlo tan cerca fue angustiante.

La prisión está compuesta por celdas de piedra, espacios muy pequeños, húmedos, con muy poca iluminación. Incluso hay algunos 'grafitis' de los prisioneros que pasaron por ahí, muy al estilo de lo posible en aquellas circunstancias, grabados en las piedras de las prisiones. Cuentan que cuando la marea subía, las prisiones se inundaban, los prisioneros entonces pasaban más frío, pero además esas mareas venían con sus bichos y los prisioneros debían apañarse.
Huellas de los prisioneros.


Al finalizar el recorrido, se avisa que pronto se pasa por encima del 'puente de los suspiros'. Yo ya tenía mi foto, entonces no entendía bien por donde íbamos a pasar. Hasta que de repente, entre las rejas, aparece una pequeña imagen del puente y al fondo se abre la vista del mar. Cuentan que esta era la última imagen que los prisioneros veían antes de entrar a las prisiones luego de ser juzgados y declarados culpables, recorrían ese camino y ésa era la última imagen de su libertad. Por eso el 'suspiro'.  
Al fondo 'El puente de los suspiros'.  Esta era la última imagen que veían los priosioneros antes de entrar en el área de las celdas.

Al fondo la Plaza San Marcos, vista desde un costado de la Basílica.

Personajes en la Plaza San Marcos.

Fotografías de matrimonio enfrente de la Basílica.



Puertas de las prisiones en el Palazzo Ducale.

Otra puerta de calabozo.



Puente por el que se ve el Puente de los Suspiros.





El vendedor de rosas, a la derecha señora pidiendo limosna, constante imagen en Venecia.

Mucha agua al frente dela Basílica, los reflejos del agua...

Dentro de la Basílica de San Marcos, llegó el agua.

A un costado de la Basílica.

Ahora sí que hacen falta las plataformas para hacer la fila.

Plaza de San Marcos inundada.

Más agua en la Plaza de San Marcos.

La Basílica de San Marcos.



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