14 N en España y Europa, 15N en Costa Rica. Si me pusiera a contar en cuántos
países más sus respectivos ciudadanos están en descontento con la estructura
que les gobierna creo que la lista sería larga. Parece que la crisis es mundial, una gran crisis política en
donde las formas de gobierno que tradicionalmente hemos tenido al parecer no
logran satisfacer a una importante sección de la población.
A los pocos días de llegar a España quedé impactada con unas
imágenes en los noticieros, policías golpeando de manera muy violenta a los
manifestantes en Madrid. Yo sabía
que aquí la cosa estaba fea, pero ese día se me estrujó el corazón.
Han pasado las semanas y la crisis en España sigue
igual. Cada día en los noticieros
se anuncia cuántos desempleados más hay.
Cada día oigo a más gente en el metro que cuando hablan de la palabra
“trabajo” sonríen o lanzan una carcajada irónica, como si trabajar fuera una
broma. Hace unos días en un
noticiero contaban cómo unos policías solicitaron permiso para no trabajar
durante los desahucios, emocionalmente no podían más con ello.
Ante esta situación se organizó la Huelga General del
14N. A pesar de cierto
escepticismo de los efectos que podría tener esta manifestación, salí a verla,
convencida por alguien que me dijo: “aunque no pase nada, aunque el gobierno no
haga cambios, es importante un espacio de estos, en donde miles de personas (en
Barcelona un millón) encuentran a otros iguales y pueden mostrar su
descontento. Además hay que
expresar la queja, hay que decir cuando no se está de acuerdo con algo.” Pues sí, que quede en actas, hay más de
un millón de personas en esta ciudad que está en desacuerdo.
Me motivé más para asistir al enterarme que del otro lado
del mar el 15N en San José se haría algo parecido, la cosa también se está
poniendo fea (tampoco es que estuviera bonita cuando me vine para acá…). Así que mi presencia en el 14N fue
también un acto simbólico al no poder estar físicamente en San José durante el
15N.
Paseo de Gracia |
Me sentía como toda una herediana caminando por “media
calle”, pero no en Mercedes Norte, sino en el Paseo de Gracia. Había familias, estudiantes, parejas,
grupos de los radicales y de los no tan radicales. En fin, se respiraba un ambiente de fuerte reclamo, pero
sobretodo se notaba que ese millón de personas gritaban al unísono no estar de
acuerdo, reclamaban al unísono sus derechos.
Mientras caminaba en medio de la multitud me encontré con un
grupo de adultos mayores: “los iaioflautas” (yayoflautas). Esta es una agrupación de jubilados que
se ha extendido por varias ciudades de España en defensa de los derechos, en su
manifiesto hablan de cómo su generación luchó por una democracia y derechos
para las futuras generaciones y que ahora que lo ven en peligro luchan por una
justicia social. Les
empezaron a decir “iaioflautas” de manera despectiva, aquí les dicen
“perroflautas” de manera despectiva también a personas que son radicales con
sus reclamos y un poco con su aparencia en las manifestaciones callejeras, casi
siempre con tendencias de izquierda...
“Iaio” es yayo, así se llaman a los abuelos y abuelas aquí. Pues algo que empezó como un insulto
les quedó al pelo y ahora ellos son la agrupación de los “iaioflautas”.
Seguí el recorrido, hasta que ya moverse era casi
imposible. Un millón de personas.
En mi cerebro ese número de cabezas no cabe y eso le para a una los pelos. A las 6 p.m. ya no cabía ni un alfiler
por esas calles. Alguien en alguna
tarima iba anunciando cuántas más personas estaban conglomeradas en otras
partes de España. Más tarde en mi
casa me enteré que Italia, Grecia y Portugal también estaban con las calles
llenas de ciudadanos manifestándose.
Por supuesto que con esa cantidad de personas en la calle
alguna tensión se revienta. Ya
cuando veníamos de vuelta a casa empezaron a sonar las sirenas y algunos coches
de policía cruzaban las calles a gran velocidad. Conforme se fue dispersando la gente se empezaron a revelar
ante mis ojos cientos y cientos de policías antimotines. Estaban por todas partes, en cada
esquina, y por supuesto con todos sus accesorios. Esas pistolas de balas de goma he de confesar que me paran
un poquito la respiración, parecen bazookas.
“Porque vivimos en una democracia” respondía una abuela a su
nieto mientras caminaban en medio de los manifestantes, se podrán imaginar la
pregunta. Irónicamente, la
siguiente imagen después de esta fue la de una fila inmensa de policías que
bloqueaban la calle, a unos cuantos metros una manifestación “alternativa”. A un costado y ocultándose de los
policías iban algunos manifestantes con sus caras tapadas, caminando
rápido. Sonaron algunos
petardos…Lo demás lo vi por televisión en casa.
Al fondo las luces blancoazuladas son las patrullas |
Lastimosamente los medios de comunicación ese día centraron
gran parte de su información en esos instantes de violencia. No justifico para nada estos actos, me
parece muy grave que algunos ciudadanos inciten a esto. Pero me parece más grave que los medios
de comunicación alimenten el morbo ante estos actos dándoles más cobertura y se
olviden y hagan olvidar, que horas
antes había un millón de personas que reclamaban sus derechos de manera
pacífica.
Al día siguiente, descubrí algunas notas de periódicos en
las que un jefe de policía daba una explicación muy en contradicción a lo que
se veía en un video en youtube. Luego
descubrí que del otro lado del mar una funcionaria elegida por el pueblo también
declara lo contrario de lo que claramente revela un video. El gobierno aquí habló del fracaso de
la huelga y ante todo dice que no cambiará lo planificado. Del otro lado del mar el gobierno
tampoco cambia a pesar de los reclamos.
Soberbia política escribió un periodista del otro lado del mar. Aquí los ciudadanos reclaman que no se
ha cumplido el plan presentado durante las elecciones. Del otro lado del mar la “mano peluda”
(escribió un bloggero) remueve funcionarios que se han encargado de manera
ética de sostener al país. Aquí la
gente está molesta, indignada, frustrada y ya no sabe a que santo atenerse. Del otro lado del mar la gente está
molesta, indignada, frustrada y tampoco sabe a que santo atenerse.
Ante el panorama intento esperanzarme, alguna vez me
enseñaron que la crisis lleva a la transformación, yo sólo espero que esta
crisis pase pronto y deje menos heridas de las que ya lleva hechas. La gente
necesita oxígeno pronto, no se puede vivir mientras le agarran a uno por el
cuello.
Grafiti en la ventana de un banco |
Tienda cerrada por la Huelga |
"Paren los recortes, los deshaucios. 14 N Huelga General. Un Derecho y un deber". |
Rótulo pegado en un banco (en el que la gente se sienta), en la calle. |
Iaioflautas |
Carros de antimotines en fila |
"No recorten la cultura" |
Empieza a llenarse |
"La cultura no es un lujo" |
Grande reporte...
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